ADAPTACIÓN AL CLIMA
La temperatura constituye uno de los factores limitantes más importantes para el desarrollo de los organismos. La mayoría de los seres vivos sólo pueden vivir dentro de un margen estrecho de temperatura. Sin embargo, existen organismos que se han adaptado a condiciones extremas y a cambios en la temperatura.
En el mundo encontramos lugares cuyas condiciones climáticas son extremas. Entre ellos están los desiertos, los páramos y los polos, donde los factores limitativos más importantes son el agua y la temperatura.
Adaptaciones en zonas muy calientes y secas
El bioma de desierto se caracteriza por sus altas temperaturas durante el día y bajas en la noche, así como por su falta de agua. Los organismos del desierto deben adaptarse a vivir en estas condiciones. Algunos ejemplos de los organimos que viven es el desierto son:
Cactus: están formados por un tronco suculento (tiene aspecto carnoso y almacena agua en sus tejidos) y relativamente grueso. Algunos tienen raíces poco profundas; otros las tienen profundas y con la capacidad de almacenar agua. Cuando llueve el cactus toma el agua por sus raíces y la almacena en su tronco suculento. Para evitar la pérdida de agua, esta planta ha modificado sus hojas, transformándola en espinas. Las espinas carecen de estomas o poros, y por tanto, no es posible que haya evaporación a través de ellas.
Rata canguro: son varios los aspectos de adaptación de este animal, que le permite vivir en el desierto. Para evitar el calor del día, se mantiene oculta en su madriguera bajo la tierra y durante la noche sale en busca de alimento. Obtiene el agua de las plantas que come y su cuerpo pierde muy poca agua.
Adaptaciones en zonas muy frías
Las personas que habitan en lugares fríos pueden protegerse usando ropas más gruesas. Las plantas y los animales deben adaptar su cuerpo a estas condiciones climáticas poco favorables. Algunos ejemplos de seres que se adaptan a las zonas frías son:
Frailejón: esta planta típica del páramo posee un recubrimiento lanoso que actua como una capa aislante que impide, a su vez, el recalentamiento y enfriamiento excesivo de las hojas. Este revestimiento lanoso mantiene la temperatura estable cerca de la hoja lo que significa para la planta una menor pérdida de agua. A medida que el frailejón crece, las hojas muertas permanecen secas alrededor del tronco aislándolo y ayudándole a mantener estable su temperatura.
Oso polar: el oso polar posee una gruesa capa de grasa que impide la pérdida de calor y pelo blanco que, además de ayudar a mantener constante su temperatura interna, le sirve para camuflarse en la nieve.
PREGUNTA: ¿Cuál es la adaptación del cactus para evitar la pérdida de agua?