RENOVACIÓN CATÓLICA Y CONTRARREFORMA
Dos movimientos caracterizaron la acción de la cristiandad fiel a la iglesia. Uno de renovación espiritual y corrección de vicios paralelo a la reforma, del cual hizo parte la obra de los jesuitas el Concilio de Trento. Otra llamado propiamente Contrarreforma, se caracterizó por la defensa y reacción armada, las recesiones, las guerras y la intolerancia fanática, iguales que en el lado protestante.
En Italia, la Reforma no atrajo a los humanistas porque éstos proclamaban la libertad moral del hombre (libre arbitrio), por tanto rechazaban los principios calvinistas y luteranos que negaban esa libertad. No hubo movimientos de Reforma pero si grupos de laicos y sacerdotes que buscaron respuesta a la crisis y fundaron nuevas comunidades basadas en el autentico espíritu de piedad y amor cristianos.
En España se mantenía muy fuerte el misticismo medieval, además, el cardenal Cisneros dispuso severas medidas disciplinarias a todo el clero Para corregir los vicios existentes. Esta labor fue completada por santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, quienes reformaron la orden de los carmelitas y desplegaron una gran actividad mística.
Los intelectuales renovaron la escolástica con los valores del humanismo, sobresaliendo teólogos como los dominicos Francisco de Victoria y Bartolomé de Las Casas, que criticaron los derechos que justificaban para España la conquista de América.
LA COMPAÑÍA DE JESÚS
Ignacio de Loyola (1491-1556), exmilitar español que se hizo sacerdote, a unó el misticismo con el racionalismo y el dinamismo renacentista. Para contener los progresos de la Reforma, fundó una comunidad distinta, regida por una férrea disciplina de tipo militar (de ahí el nombre de compañía de Jesús) y con total sumisión al papa. Los jesuitas desarrollaron tres medios de acción: la predicación intensiva, los ejercicios espirituales preparatorios a la confesión y la educación en numerosos colegios que fundaron.
Así atrajeron a reyes, nobles y burgueses, detuvieron los progresos de luteranos y calvinistas y lograron el regreso al catolicismo de grandes sectores en Alemania y otros países. Los teólogos jesuitas se destacaron por el Concilio de Trento y los misioneros evangelizaron las colonias, sobresaliendo San Francisco Javier en el Extremo Oriente y san Pedro Claver en América del Sur.
EL CONCILIO DE TRENTO
El concilio ecuménico que reclamaba la iglesia no pudo reunirse hasta 1545, bajo el pontificado de Paulo III, en la ciudad de Trento. Pero sufrió varias interrupciones, por lo que sesionó en tres etapas, hasta su clausura en 1563.
El Concilio analizó y precisó los dogmas negados por la Reforma, afirmó que el hombre es moralmente libre para escoger entre el bien y el mal, y que la salvación se alcanza mediante la fe, las buenas obras y la ayuda divina o la gracia.
Definió los siete sacramentos como vías para recibir la gracia de Dios; proclamó a la iglesia como depositaria e interprete de la Biblia y demás textos sagrados; precisó y conservó las indulgencias y la veneración a la Virgen y a los santos.
El Concilio corrigió los vicios del clero; mantuvo la jerarquiza eclesiástica, la supremacía autoritaria del papa y el celibato. Creó los seminarios para la correcta formación sacerdotal y estipuló la imposibilidad de ser consagrado sacerdote antes de los 25 años. Reiteró el carácter de la iglesia o comunidad de creyentes del catolicismo (de ahí su necesidad de organización, normas y jerarquía), en contraste con el individualismo religioso de las iglesias de la Reforma.
Video tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=_opwC_roMFM
PREGUNTA: El Concilio de Trento, hizo parte de la obra de: