5 Lección: Lectura: “La libertad de prensa”.

Intento: 2

COMPRENSIÓN DE LECTURA.

"LA LIBERTAD DE PRESA".

 

Yo no sé por qué se están afanando tanto los periodístas por sostener a todo trance la tesis a favor de la libertad de prensa. Es evidente que la letra de molde está ya demasiado desprestigiada entre el público, y necesita una valoración eficaz. Pero los periodistas por sí mismos no han logrado efectuar esa valoración: en vano se esfuerzan, no sólo por escribir bien, sino por hacerlo con verdadero fervor y hasta con justicia. Nada: la palabra ha perdido totalmente su fuerza de convicción, su dinamicidad efectiva, su influencia motriz sobre las masas. Ya nadie cree en lo que escribe, sin duda, porque se ha abusado demasiado de la pluma y porque ya el escribir no trae consecuencias graves.

Y es que la palabra, como ciertos gases, requiere una fuerte expresión exterior para que se haga explosiva y peligrosa, para que se convierta en fuerza impulsadora. Un editorial, por ejemplo, que le puede acarrear al autor cuatro años de bóvedas en Cartagena o el destierro indefinido, tiene que convencer y conmover más al público, que el mismo editorial en las circustancias actuales de libertad, cuando al presidente atacado o a los ministros escarnecidos sólo les es permitido sonreírse del editorialista o rabiar un poco, según el genio de cada cual. Y si ese autor llegara hasta ponerse en peligro de que lo fucilaran, ya no sólo convencería o conmovería, sino que llegaría a apasionar de tal manera al público, que podría provocar una revolución (...)

Realmente, oprimir la prensa es cargar de dinamita los linotipos. (...)

Sólo así lograría oprimir la pluma su antiguo prestigio heroico y demoledor, su antigua capacidad de arma terrible, más eficaz que la bomba y más aguda que el puñal; sólo así sería efectivo y definitivo el movimeinto de oposición.

Sin contar con que, bajo una presión feroz, práctica, efectiva, el oficio del periodista volvería a hacerse pintoresco y deliciosamente accidentado; porque esta vida sí es desesperante, cuando ya ni siquiera lo fusilan a uno, por más que grite.

Tomado del periódico El Sol, 1922.

PREGUNTA: El texto anterior, ¿defiende o cuestiona la libertad de prensa?