INTRODUCCIÓN AL FENÓMENO DE LA CONQUISTA
Si la Corona española hubiera sufragado la conquista de América es probable que ésta hubiera durado varios siglos. No fue así, y la conquista se hizo en forma vertiginosa, concluyendo prácticamente a mediados del siglo XVI, cuando los castellanos dominaban desde el norte de México hasta Chile y el Río de la Plata. El éxito se debió a la milagrosa fórmula de las capitulaciones, nunca suficientemente valorada, que transformó esta actividad en empresa privada de carácter popular, igual que antes se había hecho con los descubrimientos.
Las capitulaciones de conquista -semejantes a las de descubrimiento- consistieron en delegar en un individuo responsable la acción de dominar un territorio indígena insumiso, que luego sería propiedad de la Corona. Dicho individuo corría con todos los gastos de la misma y se beneficiaría con una gran parte del botín que pudiera lograr durante ella. La Corona, como dueña potencial de dicho territorio, imponía las condiciones (demarcación territorial, plazo en que debía realizarse, ciudades que se asentarían en el territorio, etcétera.) y otorgaba las mercedes que estimaba oportunas (títulos, nombramientos, derecho a repartir tierras y solares, rebajas de derechos, etc.). Recibiría además el quinto real o 20% del botín que se capturase.
La empresa conquistadora se constituía, así, a crédito (se pagaría con la riqueza que se lograra arrebatar a los indios) y con un capital complejo estatal, privado y comunal. El capital estatal estaba representado por la autorización real para entrar en sus dominios y se materializaba en el pago del quinto real del botín. En realidad era un capital ficticio, a cambio del cual el monarca se quedaba luego con la parte del león: el Reino conquistado.
El capital privado lo ponía el capitán conquistador, quien por lo regular formaba sociedad con personas ricas (encomenderos, clérigos y mercaderes) que le prestaban el dinero necesario para organizar la empresa: navíos, armas, implementos de combate, etcétera. El capitán y sus socios organizaban una verdadera empresa comercial: forma y plazos en que se entregaría el capital, fianzas, liquidación del préstamo e intereses, etcétera.
En cuanto al capital comunal, lo ponían los soldados que se enrolaban en la empresa. Por su trabajo, es decir, por su actividad bélica, cobraban ya una parte o especie de acción del hipotético botín, pero podían ir sumando otras medias partes o partes enteras adicionales poniendo sus armas, caballo, etcétera. Esto último puede parecernos de escaso valor, pero representaba una gran suma, ya que los elementos bélicos costaban mucho a causa de su escasez. Había que traerlos de la metrópoli y los especuladores les imponían precios abusivos.
Lo corriente es que el peón cobrase una parte, el ballestero parte y media y el caballero dos partes. El procedimiento de conquistar a crédito tenía, además, la ventaja de canalizar un gran número de intereses hacia el objetivo común de obtener el botín, única forma de que todos cobraran el capital invertido.
Si no había botín los Reyes se quedaban sin su quinto, los soldados sin su parte y los socios capitalistas sin su dinero, pues normalmente el capitán conquistador no tenía bienes suficientes con que responder a sus acreedores. Esto explica el empecinamiento con que funcionaban las huestes conquistadoras, sorteando toda clase de dificultades.
A los botines se añadieron otros dos incentivos potenciales, que fueron los rescates de personajes principales y las encomiendas y solares en las ciudades que se construyeran dentro del territorio conquistado. Lo primero se usó a partir de la conquista de México, y consistía en exigir una gran suma al jefe indígena apresado a cambio de su supuesta libertad (nunca se le concedía, pues podía capitanear una revuelta contra los españoles), tal y como se hizo con Moctecuhzoma, Atahualpa, el Zaque Quemuenchatocha, etcétera.
Podríamos resumir, así, que la empresa conquistadora fue hecha a crédito y subvencionada en definitiva por los propios indios, que pagaron, con los botines que les capturaron, los gastos de las expediciones, los sueldos de los soldados y los beneficios de los capitalistas que pusieron el dinero. Estos últimos fueron, quizá, los únicos que realmente hicieron negocio y, por lo común, sin necesidad de arriesgar la vida y hasta sin moverse del sitio donde residían.
Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=4fWqjHwgJnI
PREGUNTA: Las capitulaciones de conquista consistieron en: